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Requena (08/11/18) La Bitácora //JCPG
El que crea que un asunto es tanto más relevante cuanto más mediático resulta anda descaminado. Acerca del tema despoblación del mundo rural proliferan en los últimos meses

multitud de jornadas, congresos y otras reuniones de cariz más o menos intelectual, junto a reuniones de tono más festivo. En cualquier caso, el tema se ha convertido en nervio mediático indudable. Hasta el hartazgo. Lo cual es muy, pero que muy peligroso. Me refiero a casos como el del otro día en una emisora que ahora no sabría identificar. Una oyente interviene en el apartado reservado a los escuchantes del medio. Sus palabras no tienen nada que ver con el tema del debate; por el contrario, se refieren a la despoblación del mundo rural. El director del debate le corta, abruptamente, y expele: “Ya estamos con el asunto de la España vacía. Qué tema más cansino”. Un tema que se encamina a ser quemado en la hoguera mediática. Al menos, el director de este programa demostró nula sensibilidad hacia la despoblación. Quizás se trata de un modernito de la urbe, de rostro adoquinado y cerebro alquitranado.

El tema corre el riesgo de ser desgastado por unos medios ávidos de novedades, prestos a utilizar el tema más adecuado a sus fines y quemarlo con rapidez. Naturalmente, este problema mediático, por hablar de esta manera, no quita ni un puñado de importancia al problema.

El proceso de laponización del medio rural ibérico es muy viejo. Tal vez por esta razón resulta bastante complejo poner solución al mismo. A muchos nos agradaría que se detuviera. No sé si esto será posible en las circunstancias que vivimos. La tecnificación profunda, acelerada, impone cambios que arrollan voluntades.

Las calles vacías. Las casas cerradas a cal y canto. Los gatos y los pájaros como únicos habitantes de pueblos que en otro tiempo fueron populosos. Ocurre aquí mismo. Los que hemos nacido y nos hemos criado en las ladeas comprendemos perfectamente la dinámica que anima este proceso. Fuimos arrancados de nuestras familias por unas autoridades que pretendían redimirnos de nuestra miseria cultural y, a tal fin, no se les ocurrió otra cosa que concentrarnos en lugares como la famosa Escuela Hogar. Acumulados allí, fuimos literalmente aculturados, convertidos al nuevo credo, la nueva fe que animaba a aquella España deseosa de dejar atrás el franquismo: la urbanización y modernización.

Es importante que nos demos cuenta de ello; es un problema cercano. Afecta, sin ir más lejos a las aldeas, pero también a Utiel, a Requena, a la Venta, a Camporrobles, etc. Sólo las ciudades se libran de esto. No es un asunto que concierna únicamente a áreas del cercano Teruel o la familiar Cuenca. Es un asunto aún más cercano: está en el núcleo mismo de nuestra personalidad; y afecta de lleno a nuestro futuro.

El día 24 del presente mes celebraremos en San Antonio una reunión inédita en nuestra tierra sobre el tema. Asistirán especialistas acreditados de la cuestión. Esperamos, sin embargo, la participación de los alcaldes de nuestra comarca, porque son las personas implicadas de lleno en las políticas que pueden llevarse a cabo para dar solución al problema. En este terreno, conocemos perfectamente las viejas rencillas que pueblan nuestra pequeña historia, esas insanas envidias que nos han empequeñecido históricamente y que lastran nuestra capacidad de exigencia, nuestra fuerza para alzar la voz ante el poder.

Somos una tierra agrícola, y también una tierra dotada de un tejido industrial-agrario importante. Sin embargo, somos periferia en esta España descentralizada que centraliza en las capitales autonómicas. Valencia es poco comprensiva con su interior rural. Es un asunto cultural, pero también de políticas. Las grandes ciudades atraen negocios y los negocios más negocios. No sería un problema esto si no fuera porque se produce una deserificación económica y demográfica del área rural. La ciudad es glotona en recursos, los demanda a voz en grito, nunca está satisfecha y cree que sus demandas son perfectamente legítimas, así las gasta.

El 24 hay la oportunidad de una reflexión honda sobre estas problemáticas. Todos estamos llamados a participar en un debate que ha de extenderse en el tiempo. Nuestros líderes políticos son los primeros en estar emplazados a la participación, ya que no se entendería que uno de nuestros próceres no asistiera a un evento capital en nuestra tierra. Espero que la asistencia no sea sólo por la cercanía de las elecciones; y aunque fuera por este motivo, es importantísimo que estos líderes, si es que realmente creen que lo son o aspiran a serlo, asistan para debatir.

En este otoño que atisba los fríos invernales las calles de nuestras aldeas van quedando vacías. Queda el recuerdo de aquellos abuelos que sentaban a fumar en los pollos. Algunos dormitaban como quien se duerme en la punta de un sable. Otros recordaban glorias del pasado trabajando de sol a sol. Sólo es una viejo rumor ya mientras sopla aire frío y algunas chimeneas echan humo, señal de que todo no se ha perdido. Queda esperanza.

En Los Ruices, a 7 de noviembre de 2018.

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