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LOS COMBATIVOS REQUENENSES // Víctor Manuel Galán Tendero.

Concluye un curso académico complejo, marcado por el omnipresente coronavirus, y los más viejos en las aulas no recuerdan nada así.

Lo que no dispensa la memoria de las personas, lo proporciona la historia, que es pródiga en andanzas, no siempre compatibles con la regularidad exigida por las instituciones educativas.

Antes de la Guerra Civil, que tanto perturbó la vida española, los problemas políticos interfirieron el desarrollo normal de las clases. En 1928 echó a andar el Instituto de Bachillerato de Requena, el actual IES UNO, y la llegada de la II República fue bien recibida por su claustro docente. Entonces, las clases comenzaban más tarde que hoy en día, en el mes de octubre.

Clases, apuntes y actividades se vieron sobresaltadas un octubre de 1934. Entre el 5 y el 19 de aquel mes tuvo lugar la Revolución de Asturias, con fuertes combates entre mineros y militares en las cuencas carboníferas.

La sacudida fue notable, extendiéndose a puntos como Cataluña, donde Companys llegó a proclamar el Estado Catalán dentro de la República española. Se combatió, entre otras cosas, el acceso al gobierno de la República de la CEDA, tachada de fascista por sus oponentes.

Durante aquellos días de octubre se vivió una gran zozobra en toda España. Hacia el día 18 se consideró que la apertura de las clases era deseable, al ser una diáfana muestra de normalidad. En lugar de imponer una apertura generalizada, el rector de la Universidad de Valencia lo dejó al buen criterio del director del Instituto requenense.

En Requena también había habido rifirrafe, no poco sonado, en el pleno municipal a costa de los hechos de octubre. Calibrar las circunstancias locales particulares era lo más prudente. De momento, se pudieron emprender aquí las actividades académicas. No sería la primera vez que se tuvo que impartir clases a la sombra de un conflicto.

ARCHIVO HISTÓRICO IES UNO DE REQUENA.

Carpeta de documentos de entradas de 1928 a 1934.

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