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LA BITÁCORA /JCPG

Tengo que celebrar mi encuentro con Graciela. Llegó de la República Oriental del Uruguay con grandes esperanzas. Pudo dar a su nieto una buena educación, y sueña con el regreso en el momento en que se jubile. Afortunadamente compartimos lengua y cultura, y algunas cosas más.
El 12 de octubre da para todas las visiones y gustos. Y todos legítimos, siempre que se funden en la verdad histórica.
En mi casa celebro, y he celebrado siempre el Pilar, la onomástica de mi abuela y mi hermana. Además tengo que celebrar este año especialmente la de mi hermana, que lo merece, por los malos días pasados. Momento de celebración muy especial, que quiero que sea lento y tranquilo, como las cosas auténticamente buenas de esta vida.


El Pilar. Zaragoza.
Momento de celebrar muchas cosas. Pobre aquel que no tenga tantas. Cierto, hay cosas en la historia rechazables y horrendas. Incluso donde uno menos lo espera. Pero, después de todo, la civilización sirve para no repetir los grandes desmanes de los antepasados. 
El padre Bartolomé de Las Casas, uno de los cimientos de lo que hoy son los derechos humanos. Algunos indocumentados históricos toman sólo una parte de la historia. Deben saber también la que toca a Las Casas, las Leyes Nuevas y otros asuntos de este siglo XVI. Ahora que tanto se habla de normalización, ¿no habrá que normalizar históricamente a muchos?
Ahora, cómo no celebrar el encuentro de dos mundos que finalmente han construido una civilización. Sobre todo, si queremos celebrar lo que nos une.

En Los Ruices, a 12 de octubre de 2016.

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