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  • Por fin llegó el momento de la gran boda en Inglaterra. El príncipe Harry y Meghan Markle se daban el “sí, quiero”, en la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor.

Requena ( 20/05/18) Aymara Carrascosa // The Pink World from Requena

Este sábado 19 de mayo hacia un día espléndido, con una temperatura muy agradable de 14º C, y con exquisita puntualidad británica comenzaba la ceremonia a las 12 del mediodía (hora inglesa)

La pareja acompañada por 2.000 invitados, y algunas estrellas del cine, el deporte o la canción. Como la tenista Serena Williams buena amiga de Meghan, los cantantes Elton John y James Blunt, la estrella de la televisión estadounidense Ophra Winfrey , algunos actores como Tom Hardy, Carey Mulligan, o los compañeros de Meghan en la serie “Suits” o la actriz india Priyanka Chopra.

Beckham y su esposa Victoria (ex Spice Girl, hoy diseñadora de moda) también estaban entre los invitados pese a que el ex futbolista protagonizó un patinazo en la boda real del príncipe William en 2011, al llevar colgada su medalla en el costado equivocado. En esta ocasión para remediarlo Casa Real pidió a las mujeres que llevaran sombrero y a ellos que no llevasen la medalla de la Orden del Imperio Británico.

También estaba George y Amal Clooney, en esta boda el error de protocolo vino por parte de la abogada al llevar el tocado en el lado equivocado. Según el protocolo el tocado se lleva inclinado hacia el lado derecho, debido a que los caballeros llevan a las damas del brazo izquierdo y por lo tanto este complemento no debe interferir en la visión del acompañante.

Sobre las 12:30 Harry llegaba acompañado de su hermano William. Se notaba la gran complicidad, ambos hermanos repetían momento especial siete años después de la boda de los Duques de Cambridge, pero ahora era Harry el que pronunciaba el “sí, quiero”. Ambos vestían el uniforme con levita que corresponde a la caballería Blues & Royals de la Guardia Real.

Tras ellos llegaba Doria, la madre de Meghan, que fue recibida a las puertas de la capilla por el reverendo David Conner, encargado de dirigir el servicio religioso. Para la ocasión vestía un diseño de color verde pastel con bordados florales de Óscar de la Renta, una de las firmas favoritas de su hija.

Justo después llegaban el príncipe Carlos y la Duquesa de Cornualles, Camilla muy elegante con un diseño rosa pastel.

La última en llegar fue Su Majestad la Reina que llegaba acompañada de su marido, el Duque de Edimburgo para la boda de Harry su “más querido y apreciado nieto”. Con Isabel II en el templo, ya solo faltaba la novia.

Antes que Meghan llegan los pajes y damitas acompañados de sus madres. El príncipe George y la princesa Charlotte; Florence van Cutsem, Zalie Warren y Jasper Dyer, ahijados del príncipe Harry; Remi y Rylan Litt, las ahijadas de Meghan; los gemelos Brian y John y su hermana Ivy Mulroney, hijos de Jessica Mulroney la mejor amiga de la novia. Las niñas llevaban vestidos blancos de Alta Costura de Givenchy con coronas de flores, y los niños han lucido uniformes. Esta era la primera vez que veíamos a la Duquesa de Cambridge en un acto público tras dar a luz a su tercer hijo, el príncipe Louis.

Tras los pajes llega el gran momento. Meghan desciende del coche y sube por la escalera sola, algo que ella misma ha decidido.  Y es que 24 horas antes de la boda, y tras muchos rumores sobre el padre de la novia, inicialmente Thomas Markle la acompañaría al altar, pero finalmente no pudo por motivos de salud. La novia como muestra de que es una mujer independiente recorrió los primeros metros de pasillo sola, y en la segunda mitad fue acompañada por el príncipe Carlos. Eso sí, el Príncipe de Gales no ha entregado a la novia, solo la ha acompañado. Antes de eso la madre de Meghan estuvo con ella en el Rolls Royce que la llevaba a la capilla de San Jorge.

La actriz sorprendía con un clásico y elegante vestido firmado por la diseñadora Clare Waight Keller, Directora Artística de la casa francesa de Givenchy. El vestido de estilo minimalista en color blanco de cuerpo ceñido, silueta ‘A’, escote barco que descubre ligeramente sus hombros y con manga francesa. Frente a la sencillez del vestido, el velo se ha convertido en el absoluto protagonista donde sí estaban los esperados bordados. De cinco metros de largo y confeccionado con tul de seda, llevaba bordados motivos florales de los 53 países de la Commonwealth, además de dos flores originarias de Kensington Palace y de California, su hogar natal.

La americana, fiel a su estilo, se había peinaba con un sencillo recogido de moño bajo y ligeramente deshecho, en que había colocado la tiara de filigranas de la reina Mary. La diadema de platino y diamantes, tiene un gran diamante central que en un principio formaba parte de un broche que le fue regalado a la princesa Mary con motivo de su boda con Jorge V, abuelos de la actual soberana. En 1932, María de Teck pidió al joyero real que convirtiera el broche en la tiara que lleva ahora Meghan Markle.

La reina Mary la usaba con asiduidad y era una de sus favoritas. Hasta ahora había permanecido guardada en el joyero de la familia real británica pues ni la reina ni ninguna de sus descendientes la han utilizado desde 1953, año en que la pieza pasó a las manos de Isabel II tras la muerte de su abuela. Curiosamente, la tiara ha vuelto a ser utilizada en el lugar en el que se encuentra enterrada la reina Mary, su primera propietaria.

El ramo de la novia estaba elaborado con flores de primavera que, según ha revelado la Casa Real, el príncipe Harry recogió personalmente en el jardín del Palacio de Kensington. En el ramo la novia ha homenajeado a Diana de Gales, ya que ha incluido Nomeolvides, las que fueran las flores preferidas de su suegra. El pequeño ramo estaba compuesto también por lirios del valle y jazmín. Además de seguir con la tradición de añadir ramitas de mirto, símbolo de pureza y fidelidad. Estas ramitas pertenecen a plantas que en 1845 planto la reina Victoria.

La boda de Harry y Meghan ha sido una boda diferente que ha roto con algunas tradiciones. Sin contar con que Meghan ha hecho historia al ser la primera actriz con raíces afroamericanas que entra a formar parte de la familia real británica.

La iglesia de Windsor vibró al son de “Stand by me” y “This Little Light of Me” en las voces del coro de góspel, como un homenaje a las raíces de la novia.

El momento en el que se cruzaron las miradas de Harry y Meghan, fue de lo más romántico, el príncipe le cogió de la mano y le dijo: «Estás increíble».

El arzobispo episcopal Michael Curry, curtido en los derechos civiles, ofició el energético sermón sobre el «poder del amor» que causó una auténtica conmoción, y en el que recordó las palabras de Martin Luther King: «Celebremos el poder del amor».

El entusiasmo del reverendo al proclamar «la confluencia de dos diferentes» hizo moverse en sus bancos a todos los invitados, empezando por la propia Reina, que movió los hombros y dio señales de sentirse incómoda.

Rachel Meghan Markle y Henry Charles Albert David, rompieron el protocolo al pedirle al arzobispo de Canterbury que les llamara por sus nombres de pila, Meghan y Harry. El reverendo Curry fue aún más allá y les llamó directamente «brother and sister» («hermano y hermana»).

Ella decidió suprimir la fórmula de «obediencia» al marido en los votos matrimoniales, siguiendo los pasos de princesa Diana en su enlace con el príncipe Carlos.

Una hora después de que la novia entrase en la capilla de San Jorge, la pareja salía convertida en marido y mujer para subirse en el carruaje que les iba a dar un paseo por las calles de Windsor.  En la puerta se daban un beso para el público allí congregado. Un gesto de amor con el que culminar una ceremonia llena de emociones y de la que ya se dice es una de las más románticas de todas las que se recuerden de la realeza europea.

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