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LA BITÁCORA DE BRAUDEL /JCPG
1.

Ansia viva la que demuestran algunos al querer obtener el poder. Enseñan la patita a las primeras de cambio. Si la historia no va del poder, de cómo conseguirlo, de cómo gestionarlo en provecho propio y de los míos, poco le falta. Las ansias de poder mueven las ruedas de los molinos de la historia.

Demasiada prisa. En un panorama electoral hiperfragmentado, el ansia de poder puede ser la antesala de una nueva convocatoria electoral. Quién lo sabe. ¿Para qué obtenerlo? Al final, puede que para lo de siempre, aunque se enmascare con supuestas finalidades que pueden parecer hasta bienhechoras e incluso altruistas.

2.

¿Un retorno a la realidad del Frente Popular? Aquel artilugio electoral, funcionó bien en febrero del 36, pues permitió el triunfo de la izquierda. Pero era otra España. No estoy seguro que en la España del siglo XXI, el duelo a garrotazos que tan bien imaginó Goya pueda repetirse. Ojalá no suceda nunca.

¿Puede el lenguaje hacernos regresar al pasado creando una realidad parcialmente nueva-vieja? Si podemos crear con el uso del lenguaje una realidad paralela, aunque esté anclada por algunos lados a la realidad cotidiana, es algo quizás verosímil. Este planteamiento que denominan algunos “frentismo”, ¿no pretende crear una realidad imposible de ultimar hasta en el más mínimo detalle? Porque la realidad es que algún partido de la izquierda poco tiene que ver con partidos nacionalistas.

3.

El socialismo español demuestra su carácter vertebrador en la actitud de un Felipe González con las cosas tan claras como para ir a Caracas a intentar defender a la oposición. Aterrador es el discurso de sus críticos de la izquierda; recuerda más a la vieja política de la las chekas que a una izquierda de concordia y con capacidad de liderazgo global.

Si el socialismo hispano recala en el nacionalismo perderá su esencia. El precio será la sangría de votos. A menos que compita en nacionalismo con Compromís. Por otro lado, traicionaría a la misma ideología de izquierda al aliarse con un partido conservador. No se puede calificar de otra cosa a un partido nacionalista; antes la llengua y la tradició que la igualdad; si un día se da tal diatriba, elegirán la llengua y la tradició; no es la primera vez. Si hay alguna duda, miremos a Esquerra Republicana de Cataluña, alineada con la burguesía recalcitrante de Mas. Privatización tras privatización, desestructuración social, enriquecimiento de unos pocos; pero Esquerra traga, porque le importa poco: busca su objetivo separatista, aunque sea costa de las personas. Puro ultra-conservadurismo.

¿Quién es más burgués: Mas o ERC? Sería difícil decir. Sus padres y abuelos oían misa en la llengua y después aplaudían al caudillo. Sin duda, una combinación perfecta para sus propios intereses.

4.

¿Superar el duelo a garrotazos? ¿Estamos inmersos en un nuevo discurso cainita?
En Los Ruices, a 10 de junio de 2015.

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