sábado, 12 septiembre
El alcalde Fernando Benlliure no compartió con el pueblo de Utiel, al que representa, el recibimiento a la Virgen del Remedio el día 6 ni salió en la procesión del día 8. Independientemente de las ideas religiosas de cada uno, los cargos públicos municipales son invitados a estos actos para representar al ayuntamiento y compartir con la inmensa mayoría de los ciudadanos de Utiel dos de sus eventos más importantes del año.
Benlliure no estuvo con el pueblo del que es su máximo representante por “coherencia” con sus ideas y convicciones. Pero un mes antes aceptó el cargo de presidente de honor de la Cofradía de la Virgen del Remedio, ya que es tradición que este cargo lo ostente el alcalde de la población. ¿Cuándo es coherente Benlliure, cuando preside la mayor cofradía religiosa de nuestra población o cuando se niega a representar a nuestra ciudad en un acto porque es un acto religioso?, ¿Acaso pensaba que la Cofradía de la Virgen no tiene nada que ver con la religión?, ¿Cómo se digiere que el presidente de honor de una entidad desprecie la invitación de la entidad que el mismo preside de forma honorífica?
El día 8, mientras otros representantes del Ayuntamiento acompañaban al Pendón de nuestra ciudad y a la reina y las damas en la procesión, mojándose y cumpliendo con su obligación, el alcalde Fernando Benlliure, seco y resguardado en el Ayuntamiento, dio orden de que el pendón no entrara a la iglesia y se quedara en la calle. ¿Es coherente que el Pendón participe en la procesión religiosa pero que no entre a la iglesia, como ha entrado siempre, y se quede solo en la calle? ¿Una vez sale en la procesión religiosa, que más da que entre cinco minutos a la iglesia?, ¿Tan grave es que se mantenga una tradición? Lo menos que podría haber hecho es salir de su despacho y quedarse él con el pendón en la puerta.
No sabemos, si también la supresión del servicio de autobuses al Remedio el día 6 fue fruto de su coherencia y buen criterio. Pero la realidad es que privó a muchos ciudadanos de un transporte muy solicitado que a la vez evitaba el tráfico de vehículos en la cercanía de la ermita. No tiene explicación esta supresión cuando además era un servicio que no costaba nada al ayuntamiento ya que la empresa lo hacía de forma altruista para colaborar con la romería.
En tan sólo tres días hemos podido constatar la sensibilidad con Utiel de nuestro munícipe y la coherencia en sus decisiones. El problema es que quedan muchos días más y decisiones que tomar que nos afectan a todos.