martes, 18 junio
– El responsable del sector de frutas y hortalizas de COAG, Andrés Góngora, presentó como ejemplo el caso de la Tuta absoluta, introducida en el territorio UE por material vegetal infectado desde Sudamérica en 2006-07, y que aún supone un aumento de costes extraordinario para los productores de la cuenca mediterránea.
Durante la reunión del Grupo de expertos de Tomate de la UE, celebrada en la tarde de ayer, COAG alerta sobre el imparable aumento de las “importaciones de plagas” de terceros países y el deficiente control en frontera
Requena (Madrid/ Bruselas, 18/06/19). COAG CV
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha alertado en Bruselas sobre el imparable aumento de las “importaciones de plagas de terceros países” y el deficiente control en frontera. Durante su intervención en el Grupo de expertos de Tomate de la UE, el responsable de frutas y hortalizas de COAG, Andrés Góngora, sobre los costes para los agricultores de la errática política de la UE: “es contradictorio, no tenemos las mismas armas para producir pero luego en la UE importamos productos que sí las usan y además se permite la entrada de plagas que aquí no tenemos y que no podemos abordar con facilidad. Es vital un exhaustivo control en frontera de las frutas y hortalizas y del material vegetal importado y la exigencia de los mismos estándares de producción en todas las producciones agrarias que entren al territorio comunitario”, ha subrayado Góngora.
Como ejemplo, el representante de COAG expuso el caso de la Tuta absoluta en tomate, introducida en el territorio UE por la entrada de material vegetal infectado desde Sudamérica en la campaña 2006-2007 y que aún sigue causando estragos en las producciones de invernadero del sureste español. “De media, combatir esta plaga supone un coste de más de 2.000 euros por campaña para cada agricultor. Requiere un enfoque global porque ningún método es suficiente por sí solo. Un mezcla de medidas culturales (colocación de mallas y doble puerta en invernaderos, solarización y parada biológica y gestión de restos vegetales del cultivo), con medidas de lucha biológica. Como en otros tantos casos de plagas importadas, que no tenemos aquí, los tratamientos químicos no son eficaces porque no hay materias activas en el mercado para atajarlas”, ha subrayado Góngora.
Desde la década de los 90, la entrada de virus de terceros países ha experimentado un crecimiento imparable. El virus de “spotted” (TSWV) puso contra las cuerdas el cultivo de pimiento al inicio de los años 90. El virus de las venas amarillas del pepino (CVYV) en el 2000, obligó a un cambio drástico en la manera de cultivar, mejorando el cerramiento de invernaderos y cambiando el control químico de plagas por el control biológico e integrado. Y más reciente, el virus de Nueva Delhi (ToLCNDV), la mencionada Tuta absoluta, la virulenta Xyllella Fastidiosa en almendro, olivar y resto de leñosos, así como las innumerables plagas y enfermedades que suponen un gravísimo riesgo para los cítricos, han supuesto un nuevo foco de preocupación, pérdidas y aumentos de costes para los agricultores del sur de Europa.