jueves, 26 julio
Requena (26/07/18)
La Comisión Europea (CE) no sólo permite que Brasil utilice en los productos vegetales, principalmente cítricos, que exporta al territorio comunitario la materia activa de un plaguicida -denominada propargita- cuyo uso está prohibido en Europa debido a su elevada peligrosidad, sino que además ha autorizado al citado país sudamericano a incrementar el límite máximo de residuos (LMR) de esa sustancia que pueden llevar sus envíos con destino a Europa.
La propia Comisión Europea estableció en septiembre de 2011 la prohibición expresa de emplear propargita a través del reglamento de ejecución 943/2011 aduciendo que durante la evaluación de dicha materia activa, que se emplea como acaricida, se había detectado un alto riesgo a largo plazo para los mamíferos, así como un riesgo de intoxicación secundaria para aves y organismos acuáticos. El hecho de que en Brasil sí esté autorizada la aplicación de esa sustancia en productos vegetales, que luego se comercializarán en el mercado europeo, no llevó a Bruselas a reclamar a las autoridades brasileñas que aplicasen la misma prohibición -al menos en sus mercancías destinadas a Europa- que acababa de decretar en los países bajo su jurisdicción normativa, pero por si esa disparidad de criterios no fuese suficientemente reveladora de las directrices que rigen la política comercial de la Unión Europea, ahora la Comisión ha autorizado a Brasil a que sus productos puedan tener más residuos de propargita de los que estaban permitidos inicialmente.
«Estamos ante un caso más de esa doble moral inaceptable -denuncia el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), Cristóbal Aguado- que exhibe sin ningún recato la Comisión Europea en un tema tan extremadamente peligroso para los intereses de la agricultura comunitaria como es la sanidad vegetal. Nosotros no nos oponemos al libre comercio internacional, pero es preciso establecer normas comunes para todos, unificar criterios y apostar por la reciprocidad. Entre el proteccionismo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y esta especie de barra libre en la que deambula Europa para favorecer una libertad de comercio mal entendida, existe un término medio».
Aguado recuerda, además, que esa falta de reciprocidad por parte de la CE se da con países precisamente como Brasil, donde causa estragos el greening, la enfermedad más letal de cuantas se conocen en la citricultura y que, por fortuna, no se encuentra presente en el territorio europeo. Otros ejemplos recientes, desvelados igualmente por AVA-ASAJA, como la exclusión de los cítricos del nivel máximo de protección en la nueva propuesta comunitaria sobre importaciones vegetales o la incesante detección de cargamentos de cítricos sudafricanos contaminados de mancha negra, conforman un panorama calificado como «verdaderamente desolador» por el presidente de esta organización agraria.
Las reiteradas denuncias de AVA-ASAJA acerca de esta explosiva situación han llevado a determinados europarlamentarios españoles a implicarse en el asunto y emprender diversas iniciativas, «lo cual constituye una buena noticia y es digno de agradecer», apunta Cristóbal Aguado». Así, tanto Clara Aguilera (PSOE), como Luis Valcárcel (PP), Esther Herranz (PP) y Gabriel Mato (PP) han pedido explicaciones a la Comisión sobre su actitud hacia Sudáfrica en relación a los cítricos a través de sendas preguntas parlamentarias, mientras que Jordi Sebastià (Compromís) hará lo propio sobre la exclusión de los agrios de las nuevas disposiciones con las que se pretende aumentar la protección de la sanidad vegetal.