Requena (14/12/25)
La Torre de Utiel inauguró la semana pasada la exposición “Caminando sobre el barro. Levantarse después de la DANA”, un homenaje colectivo a la noche que lo cambió todo y a la fuerza de un pueblo que se negó a rendirse. Las imágenes y testimonios reunidos por José Luis La Torre y Rubén Monterde han devuelto a la memoria lo vivido el 29 de octubre: el miedo, el silencio, el barro infinito… pero también la solidaridad que brotó sin pedir permiso.
Tras la apertura, una mesa redonda dio voz a quienes vivieron la emergencia desde dentro.
El alcalde pedáneo, Rubén Monterde, recordó cómo el río creció sin aviso, cómo se rescataron coches a riesgo de la propia vida y cómo, al amanecer, más de veinte viviendas estaban devastadas. Reclamó más prevención y planes que escuchen la realidad de la aldea.
La presidenta de la cooperativa, María José Tena, habló del impacto en las instalaciones y en el viñedo, con caminos arrancados y cepas perdidas: “El campo también ha tenido que empezar de cero”.
El vecino Juan Carlos González, una de las víctimas más afectadas, compartió un testimonio especialmente conmovedor:
“En cinco minutos el agua ya me llegaba a los tobillos. Lo perdimos todo”. Su agradecimiento a los voluntarios fue unánime: “Sin ellos, habría sido imposible levantarse”.
La vecina Julia Martínez recordó cómo nació el comedor solidario, que llegó a dar 150 comidas diarias: “La Torre se sostuvo porque nos sostuvimos entre todos”. Su hijo, José Marcos, describió los primeros días como “un apocalipsis”, con el barro regresando una y otra vez hasta que llegaron cientos de voluntarios.
El bombero José Monrabal explicó que los servicios de emergencia también estaban desbordados y subrayó que la clave para el futuro es la prevención y la igualdad de medios para las zonas de interior: “Cuando ya ha ocurrido, todas las soluciones son malas o peores”.
La psicóloga Fernanda Melo cerró el acto recordando que 53 personas han necesitado acompañamiento emocional tras la DANA, desde niños hasta mayores: “Hablar no reabre la herida; ayuda a curarla”.
La jornada concluyó con un mensaje compartido: recordar para sanar, agradecer para seguir, construir para que nunca vuelva a pillarnos desprevenidos.
La exposición permanecerá abierta en el centro social de La Torre, como un espacio de memoria y de futuro.
«Si la DANA fue lo más catastrófico, la ayuda de la gente fue lo más grande que hemos vivido».
«El agua vino en cinco minutos… y lo perdimos todo».
«La Torre se sostuvo porque nos sostuvimos entre todos».
«Hablar no reabre la herida: ayuda a curarla».