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Por Víctor Pool.
La “participación ciudadana” es un concepto que parece estar moda en los últimos meses, pero en la práctica resulta un poco contradictoria. Cuando se le pregunta a algún responsable político que piensa sobre la participación y si estarían dispuestos a fomentarla, aparecen cuatro grandes respuestas, es decir, cuatro tipos de políticas de participación:

1)    La “No hace falta” ya que la gente ya participó en la urnas y ahora se trata de mantenerse en el poder hasta la siguiente convocatoria electoral.

2)    La corporativista, basada únicamente en organizaciones afines con la ilusa y falsa idea que son “representativas” de la ciudadanía.

3)    La participación manipuladora, basada en la manipulación de los procesos de debate, la creación de estructuras paralelas, supuestamente democráticas pero que no se han sometido a ningún tipo de elección y que carecen del mínimo control popular exigible en democracia.

4)    La de calidad democrática, incipiente, débil, poco desarrollada que aún no se ha utilizado todo su potencial sobre todo desde los municipios, y que pretende armonizar un ecosistema institucional útil y eficaz con el desarrollo de espacios e implicación ciudadana en los asuntos públicos, favoreciendo también la iniciativa ciudadana, para que, sin ser llamada, pueda ejercer de motor de la agenda política.

Entonces, ¿qué es realmente eso que se llama “participación ciudadana”?

Partimos de la definición de la Participación Ciudadana como el conjunto de actividades, procesos y técnicas por los que la población interviene en los asuntos públicos que le afectan.

Participar es un derecho que garantiza la acción deliberada y consciente de la ciudadanía, tanto de manera individual como colectiva con la finalidad de incidir en la toma de decisiones de los poderes públicos, fiscalización, control y ejecución de los asuntos políticos, administrativos, ambientales, económicos, sociales, culturales y de interés general, que mejore la calidad de vida de la población.

Así entendida, la participación no se alcanza, ni mucho menos se termina, en la consecución de alguno de sus escalones: información, consulta, toma de decisiones o gestión. Cada uno de estos niveles forma parte de un continuum y a la vez requisitos para que la participación pueda desarrollarse. Desde esta concepción, la participación no es un fin en sí mismo: lo importante no es participar, sino hacerlo para conseguir unos objetivos.

La Agenda 21 Local de Requena es una excelente herramienta de gestión municipal que se fundamenta en la participación ciudadana y que nos debe llevar a la implantación de acciones concretas encaminadas a conseguir un desarrollo sostenible en todos los niveles: social, cultural, político, económico así como medioambiental. http://requena.es/es/content/agenda-21

Como colaborador habitual de Agenda Local 21 de Requena, me gustaría compartir en el documento adjunto algunas recomendaciones y propuestas concretas viables para reactivar o dinamizar este espacio que pertenece a todos los ciudadanos y ciudadanas. Son un total de doce propuestas estructuradas alrededor de cuatro estrategias principales que son:

  1. Potenciar la participación ciudadana desde los barrios y pedanías
  2. Fortalecer el tejido asociativo como base para la participación
  3. Mejorar la comunicación con la ciudadanía y
  4. Potenciar la creación de proyectos sociales desde la ciudadanía

También comparto un Anexo mostrando la coherencia  de estas propuestas con algunas líneas del gobierno municipal vigente destacadas en su Programa electoral para este período.

Es importante recordar que en el momento actual, caracterizado por claros síntomas de desafección de los ciudadanos a participar en los asuntos públicos, se necesita avanzar en la consolidación de una concepción de ciudadanía activa que pueda generar un tipo de identidad en la que los ciudadanos se sientan identificados y de la que se sientan parte integrante y activa, de modo que seamos los propios ciudadanos y ciudadanas podamos responder colectivamente a los retos que nos afectan a todos.

Hablamos de ciudadanía activa porque esta perspectiva se refiere a un modelo en el que las personas y sus organizaciones no solo pertenecen formalmente a una comunidad sino que intervienen activamente en ella a través de diferentes cauces, de entre los cuales uno importante es el voto, pero desde luego no es el único.

DESCARGAR DOCUMENTO EN ESTE ENLACE:

https://drive.google.com/file/d/0B6SkooeCl6AHcjBfVWV5bTZMYm8/view?pref=2&pli=1

Víctor Pool es Trabajador Social. Máster en Cooperación al Desarrollo, especialidad en Migraciones y Codesarrollo.

Ha trabajado en el fortalecimiento institucional y el diseño de proyectos sociales de diversas organizaciones de España y América Latina.

Comparte: 12 propuestas estratégicas para dinamizar agenda local 21